Siempre me gustaron las cosas pequeñas que a la vez te hacen enorme. Me gusta la risa contagiosa de un niño pequeño, me gusta ver el orgullo de una madre al ver a sus hijos cumplir sus metas, me gusta observar cada detalle de una película en el cine y también me gusta oir el viento y la lluvia en un día de nubes y tormenta. Soy de las que piensa que la felicidad se encuentra en los pequeños rincones de una ciudad, en un café de mañana, en un descanso de una biblioteca o en una estación de trenes, incluso puede que a veces la encuentres en ti mismo. La felicidad está en todos lados, la magia está en saber verla y lo difícil en intentar protegerla. Que triste sería que tu la tengas pero no te des cuenta, que la alegría esté al lado de tu puerta y tu temas cogerla. Por eso yo he decidido dejar a un lado todo lo malo, y enfrentarme a las sonrisas que cada día me ofrece la vida, porque me di cuenta que ni la nostalgia ni la tristeza llenan el alma. Ahora se que mi vida se resume en