Siempre me gustaron las cosas pequeñas que a la vez te hacen enorme. Me gusta la risa contagiosa de un niño pequeño, me gusta ver el orgullo de una madre al ver a sus hijos cumplir sus metas, me gusta observar cada detalle de una película en el cine y también me gusta oir el viento y la lluvia en un día de nubes y tormenta.
Soy de las que piensa que la felicidad se encuentra en los pequeños rincones de una ciudad, en un café de mañana, en un descanso de una biblioteca o en una estación de trenes, incluso puede que a veces la encuentres en ti mismo.
La felicidad está en todos lados, la magia está en saber verla y lo difícil en intentar protegerla.
Que triste sería que tu la tengas pero no te des cuenta, que la alegría esté al lado de tu puerta y tu temas cogerla.
Por eso yo he decidido dejar a un lado todo lo malo, y enfrentarme a las sonrisas que cada día me ofrece la vida, porque me di cuenta que ni la nostalgia ni la tristeza llenan el alma.
Ahora se que mi vida se resume en aprovechar cada minuto, dejar atrás todos los días en que perdí, saber perdonar y volver a empezar de la manera que mejor complete mi felicidad.
De los que ríen mientras extrañan De los que sueñan mientras le arrebatan el alma De los que aman mientras todo pasa De los valientes de los que nadie habla De la intensidad que viven sin saber que todo pasa De la felicidad en la que siempre se hallan Del mar de lágrimas en el que siempre nadan. Eres fortaleza para todos aquellos que hablan Eres viveza para cualquier tristeza Eres libertad para toda presa Eres un tiempo que no se recupera ni volviendolo a sentir con la misma entereza. Eres un pasado que cargo en recuerdos llenos de tristeza Eres la vida que se me pasó sin que yo me diera cuenta Eres la pasión que encendió toda esta locura a la que yo un día llamé amor.
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